7.30.2008

Recuerdo como sonreías pasado mañana

Fue demasiado pronto, pero aún no es tarde. Las cosas pasan cuando les llega su momento, cuando encuentran espacio para hacerlo y no podemos hacer nada al respecto, sólo aprender a vivir con ellas y no luchar para no hacerlo. Y es que me gusta tanto mi vida, que no es diferente a otras, tan sólo es mía y es la que puedo cambiar, es la que espera impaciente por mis decisiones, no por otras, sino las mías, las que arrastran heridas y medallas del camino ya trazado.
Y no basta con pasarlo bien, no basta con tu presencia y no tolero pensar en tu ausencia, simplemente no basta con acompañar el pasar de lo minutos , no basta con verte apoyada en lo que dejó el cansancio después del largo día.
A nadie se le devuelven los veranos perdidos, ni se le muestran las diferentes opciones en bandeja de plata. La vida es así de justa o injusta según los ojos que la miren, pero tiene eso que la hace tan única, tan insoportablemente adictiva, tan cobarde y valiente, como la excusa de culpar al destino.
Mi memoria me invita a recorrer en imágenes vivas y cargadas de emociones las historias en las que he participado, las que he motivado y en las que me he visto envuelto, mi memoria me lleva por senderos caminados, logro ver que mis dudas son acerca de otras certezas y que mis felicidades tienen sabor a otras sonrisas, logro ver que antes caminaba más liviano y que hoy lo hago con una carga distinta y me ha llevado a pensar que el peso en mis hombros no es mi pasado, al contrario, hoy lo que pesa en mis pasos es el futuro y su construcción.
Hoy mis canciones y las que te debo son invitaciones constantes a eternas primaveras en compañía, a largas conversaciones y otros tantos silencios mientras tomamos descanso en los sueños del otro.
No se donde he venido a parar y pocas ganas tengo de prenguntarlo, pocas vueltas quiero darle al punto exacto desde donde veo todo. No se cómo llegaste acá o si yo he llegado a ti, se que no quiero pasar de largo ni que te muevas un centímetro más sin que me veas. Desde acá me muevo con cautela y con la astucia que algún día quise, acá cada tarde me detengo a que me pases a buscar y cada noche me expongo al rapto de verte dormida tranquila, verte con tus ojos cerrados, extrañando cuando los tienes abiertos.
Desde acá recuerdo lo que quiero dejar atrás y ya recuerdo en un lugar especial tus primeras palabras de mañana, junto a los gestos de otros tiempos y también los de mañana, y los del día después de mañana, y es que recuerdo claramente donde estarás.

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