5.27.2008

Te miro...cómo sonrío!

Te miro como sonríes, te miro como brillan tus ojos cuando me hablas de las cosas que piensas, la oscuridad intenta tapar la poca luz que cubre tu rostro, pero tus ojos siempre se las arreglaron para permanecer iluminados. Se escuchan voces a lo lejos, murmullos que decoran y acompañan tu historia, pasan por detrás otras historias, casi como siluetas, que por el momento no tienen importancia alguna.
Hablas de tus sueños, hablas del pasado, hablas con la tranquilidad de saber que estás viva y escuchas lo que digo, encontramos en la conversación puntos de unión que motivan a la aparición de la complicidad, sentir que puedo ser yo, sentir que quieres que sea yo y que tú eres, totalmente tú.
Risas nerviosas toman partido, pequeños sonrojos que sólo proponen un escenario mucho más adorable, más caluroso y acogedor. El frío entra en escena y no titubeamos en continuar con lo nuestro, te abrigas sin tapar tu esencia, te abrigas para estar ahí.
Coincidencias y casualidades toman otro rol, se apoderan del protagonismo del momento, las tazas están vacías, pero ya nada más importa, el calor del cigarro que se consume basta para sentirnos bien.
La situación se hace extraña, confunde lo sabido hasta ahora y lo conocido previamente, resultas tan conocida y tan desconocida a la vez, te contemplo y veo una persona totalmente nueva, pero la confianza que se desarrolla es cercana a una compañera de recorrido, más que a una aparecida sin previo aviso.
Tiempo ha pasado desde la última vez que estuve así de perdido y casi no soy capaz de reconocerme dentro de tantos colores, las cosas han tomado otro sentido y el día de ayer ni siquiera existías. El reloj pasa y ni se siente, los minutos observan también algo confundidos, aceleran el ritmo y tienden a poner pausas para extender el momento.
Trato de descubrir que ven tus ojos, trato de entrar rápidamente a donde me llevan los míos y tomar posesión de lo que creo me puede ser regalado, mi corazón baila al compás de tu voz y los diferentes tonos hacen de todo esto un grato paseo. Intento recopilar fotografías de este par de horas, intento apoderarme del momento, guardarlo cuidadosamente sin provocarle ni el menor rasguño para así poder revivirlo una y otra vez.
Se acerca el final y es inevitable, se acerca el final y no quiero. Paso tras paso caminamos hacia el punto donde tomaremos rumbos diferentes, nos separaremos por quizás cuanto tiempo y tampoco sabemos cómo será la próxima vez y si se presenta como tanto quiero. No sé qué pasará después de decir adiós, que será un hasta luego desde el fondo de lo que soy. No tengo siquiera una idea si encontraré tu sonrisa y tus ojos brillantes nuevamente, si tendré la fortuna de sonreír yo también con tu presencia.
Damos más pasos y el final ya se ve, a tan sólo unos cuantos más hacia adelante, aprieto los puños e intento invocar a mis fuerzas para proponerte no avanzar tan rápido y que me regales unos minutos más, pero ya se acabó, mi cobardía otra vez trató de ser sensata y quiso privarme de lo que estaba evitando.
Tantas cosas quisiera proponerte, como un rapto mutuo con previo acuerdo, sin previo aviso pero con la total disposición de refugiarnos, acuartelarme en tus brazos y poner los míos a tu disposición.
Llegó el momento y ya no hay más, llegó el momento y voy por un frío beso en la mejilla, una despedida en desacuerdo, no contigo, sino con quien sea el responsable; acerco mi cara a la tuya y me encuentro con tu abrazo, delicada sorpresa que me ha encontrado desprevenido e intento recuperar terreno con la prisa del miedo que tus brazos se cierren y no me alcancen.
Te veo partir y la sensación del momento es preciosa, dos horas y un tanto más me olvidé del mundo y sólo estuve para ti y, ciertamente, para mí.

5.23.2008

Mi propio temporal

Camino bajo la lluvia, tranquilo, como si no me afectara. Veo a la gente correr, buscar refugio y su impaciencia aumenta. Sólo camino, no hay tal lluvia, no hay tal temporal, por lo menos el que me afecta no es el externo, no es el que comparto, el temporal que me confunde y me hace dudar de mis pasos es aquel que está en mi cabeza.
En mis pensamientos conviven ráfagas de sueños, truenos de tristeza, relámpagos de felicidad y caen lentamente las hojas de los sentimientos que nacen de los árboles de mi vida, esos con las raíces ya fortalecidas por el pasar de los años, que saben sostenerse frente a los desbordes de los canales que atraviesan el paisaje.
Es de aquel temporal del cual siento la necesidad de buscar donde sentirme protegido, es aquel temporal el que causa estragos y muestra las debilidades preexistentes, las reparaciones que no he hecho y las que tendré que realizar cuando todo termine.
Es la lluvia en mi cabeza la que descubre y lava los más puras y extrañas deudas que acumulo, siendo yo, el mismo acreedor; la misma lluvia y el mismo viento origina la inestabilidad y las dudas, retrasa el paso firme y cambia las prioridades a sólo resistir.
Pero tal temporal no es tan malo, como dicen, al mal tiempo buena cara y queda la sensación que después todo estará mejor, asomará el sol en mis sueños y no habrá necesidad de usar el impermeable y el paraguas, tendré la libertad de caminar pisando las hojas caídas, ver como la luz traspasa el follaje herido de los árboles de mi jardín.
Afuera sigue lloviendo, está nublado como hace mucho tiempo no lo estaba, en la vida real son otros los afectados y lamento lo acontecido, por mi parte celebro la oportunidad de no tener siquiera que preocuparme.
Ya me basta con mi propio frente de mal tiempo, me basta con mi fenómeno del niño o niña, el que sea que hoy causa revuelo tras mis ojos. Por delante y con la mirada tranquila, sólo veo como son otros los que corren.

5.16.2008

30 minutos de un día cualquiera

Las 7 de la mañana y suena el despertador dando el punto de partida a otro día en la ciudad. 7 de la mañana con 5 minutos y la descarga de la ducha despierta a la parte más mínima de su cuerpo, comienza un nuevo día, la penumbra y el espejo empañado distorsionan la imagen para esos ojos semiabiertos, semidespiertos.
A medida que la preparación del día se lleva a cabo, el agua hierve para beber el mejor café, revisar los hechos en el periódico y repasar como se vienen las siguientes 10 horas. La velocidad pasa de 0 a 100 en unos pocos minutos, a punto de establecer la velocidad crucero con la que se recorrerán las horas del día.
7 con 20 y se enfrenta al mundo, la calle ancha, las aglomeraciones de vehículos que tapan las imperfecciones del pavimento y el ruido que apenas permite escuchar al viento como cruza entre las hojas de los árboles en el bandejón central.
Con sólo un gesto para la locomoción, sube a ella y su vida se entrelaza con 30 historias más que comienzan un nuevo día, 30 historias privadas y casi secretas, ya que nadie quiere revelarse ni mostrar una cuota de humanidad que pueda entregar cierta vulnerabilidad para ser aprovechada por algún malintencionado, acostumbrados al hermetismo, egoísmo y perfecta seguridad.
Pero entre esos rostros se aprecia claramente el agobio de la mujer que subió cojeando, aplicando el mayor de sus esfuerzos para ocupar un lugar en la micro, o la mirada suave y traviesa de la estudiante que va revisando alguna materia, pero no pierde de vista a su entorno, no puede perder la posibilidad de cruzar la mirada con algún otro, quizás sólo para alegrarse el día.
Tampoco se puede evitar el ceño fruncido del conductor, agotado de ver subir y bajar rostros que con suerte notan su existencia,¿cuantos pensarán que esa micro se maneja sola?; agotado de recorrer kilómetros y kilómetros cada día, con la boca cerrada, con la mirada atenta al camino y los espejos, consumido por su historia.
En la última fila un bebé llora, ya no soporta el encierro, el movimiento, el aire o simplemente el tiempo que lleva trasladándose. La madre lo consuela, intentando adivinar cual de las alternativas es, que es lo que lo aflige y como hacer para no molestar al resto, para no perturbar el trayecto ni despertar las enajenaciones ajenas que, aunque sea sólo un llanto de un niño, en esta ciudad ya no se sabe que puede alterar a un hombre o mujer, sacando lo peor de cada ellos.
7 y 30 y ha llegado a destino, se acabo el momento compartido y regresó a su soledad, las 30 historias quedaron atrás, ahora sólo con una camina por las veredas, con la vista abajo, con los hombros encogidos, con los oídos tapados por la melodía de la música que ha seleccionado como compañía y se encuentra con más historias, con otras diferentes, desde otra fuente. Media hora a pasado desde que se encontraba tranquilo en casa, 30 minutos y tendrá que esperar varias horas más para emprender el regreso a casa, y ver con que rostros compartirá el regreso, un momento inconsciente, que no alcanza a traspasar la individualidad.

5.12.2008

Dudar Quizás?

He tomado prestado el nombre de una canción de Bunbury para enunciar este post. Este nombre me lleva un poco a lo que pasa por mi cabeza hoy por hoy. Todo esto a razón de lo fuerte que puede ser el encontrarse de cara con el futuro, con el mañana que hace horas atrás pensamos y que se presenta tal y como lo imaginamos, es fuerte!!. Me siento capaz de trazar mi camino, pero anticiparlo!!, me parece un poco soberbio y, a lo menos, extraño.
Pero así es, este lunes ha sido tal como lo imaginé, no se por que, pero cada hora de este día ha sido un re-vivir la experiencia, sin incluir los detalles, pero lo esencial está. No hay sorpresas más que la sorpresa del hecho en general.
Para que me entiendan, es de esos días en que he sintonizado la radio y han sonado las canciones que he querido escuchar, canciones que incluso he tenido muchas ganas de escuhar, he llegado a soñar con ellas el fin de semana recién pasado; bueno, hoy aparecieron todas.
Este día tan extraño y particular, ya tiene un soundtrack, algo así como "Soundtrack de un día anunciado", no es muy original el nombre, pero tiene sentido en el realismo mágico de García Márquez, no se me ocurre nada más por el momento, ya que quedé también sorprendido por las canciones que comforman esta recopilación tan especial, cada letra, cada nota es parte de la historia que hoy se escribe, la verdad muy impresionante.
He llegado a pensar que la semana pasada, entre sueños y mis momentos despierto, he estado preparándome para este lunes, no puede ser realidad tanta casualidad.
En fin, las dudas tienen que ver con eso, hoy dudo de la capacidad de anticipación de esta realidad a través de sueños y mensajes, dudo también que esto sea sólo una de las tantas casualidades que nos rodean, como dudo también de lo normal o extraño que esto pueda ser. Y el quizás, es por que quizás no valga la pena tanta pregunta, ni sea tan importante buscar la explicación correspondiente.
Disfruto este lunes y las sorpresas que me ha regalado.
Seguiré soñando, a ver si en una de esas, me encuentro un par de líneas escritas por acá que me digan algo más de lo que simplemente dicen...

5.02.2008

Colores

Cada año se tiñe con colores diferentes, por más que uno pretenda sentir que todo está controlado y que muy pocas cosas podrían sorprenderte, algo sucede que te deja sin aliento, quedamos con los cinco sentidos alterados. Veo en cada paso que doy cierta coherencia con el anterior, siguiendo un patrón o un camino que va tomando forma.
Hace años atrás, fácilmente pueden ser 14 años, me senté a escribir acerca de un sueño que había tenido, no fue un sueño normal, algo me decía que traía algo entre líneas que podría ser importante. El sueño me hablaba de un mundo sin colores, todo era sombra, todo estaba en escala de grises y, yo también. Pero había algo diferente respecto a mi, yo debía trazar mi camino, debía tomar decisiones para poder seguir avanzando y esas decisiones a medida que iba dando mis pasos me iban tiñendo de colores, yo podía cambiar, podía salir de las sombras que envolvían mi entorno.
Sin querer, también me fui dando cuenta que mis decisiones no sólo me daban color a mi, sino también a todo lo que afectaba con ellas. Paso a paso se fue configurando un mundo de colores, resaltaba el camino por el cual debía seguir, y yo me diferenciaba de las sombras y establecía una identidad.
A lo largo del camino los colores fueron tomando mayor presencia en el entorno en el que me desenvolvía, veía como las personas con las cuales me relacionaba, también tomaban color, perdían la oscuridad y tristeza del gris. Claro estaba que la falta de color no tenía relación con sus vidas, tenían que ver con la mía, tenían que ver con el lado que se relacionaba conmigo, me di cuenta que una simple sonrisa era capaz de pintar mi alma completa, que un llanto podía pintar el cuerpo de la mujer que estaba sentada viendo el atardecer a los pies de un árbol, y el árbol también tomó el color de sus lágrimas, que no eran de pena, sino de absoluta felicidad.
Y así fui entendiendo tantas cosas, entendí que no pasamos desapercibidos, entendí que con cada acto afectamos al entorno, entendí que la vida está llena de colores y que tienen que ver con la simple felicidad de estar vivos y eso involucra sentir pena a veces, que es tan necesario el llanto como la risa, que todo está en equilibrio y ambas sensaciones son necesarias, como tantas otras que nos entregarán colores nuevos.
Hoy mi mundo está lleno de colores y veo como mi entorno también lo está. No quiero volver a ser sombra, no quiero un mundo gris.