7.22.2008

Otro mundo posible

El futuro se presenta ansioso, lo alcanzo a ver tras la esquina, pero no logro verlo con claridad y, ciertamente, no veo si estás en él, tampoco puedo ver si tomarás mi mano antes de llegar a esa esquina, antes de enfrentarme cara a cara con lo que seré después de unos cuantos pasos más.
Sólo busco otro mundo posible, uno donde quepan mis deseos y mis miedos, donde los primeros sean más que los segundos y los minutos no se vayan para dejarme verte convertir en estrella, a años luz de todos y de este mundo que no despierta, que no dejará verte arder con tu luz resplandeciente, con tu sonrisa aún inocente y tus lágrimas sabias hasta decir basta.
Ya sabes, todavía creo en milagros, todavía creo en la posibilidad de dormir bajo tu manto, como si hubiera sido ayer cuando entramos por el umbral de los últimos versos, de lo que nos dejó el libro en el velador, que cubierto de polvo siempre escondía los más sabios recuerdos.
Eran días de vientos indomables y de lluvias intermitentes, de carreras indiferentes y luces de vidas en movimiento, en constante huída, en constante vuelta y regreso al punto de partida. Tomas mi brazo para sostenerte, soy tu compañero y refugio, soy quien te da lo necesario para hacerle frente a lo que venga. Tomo tu brazo y me hago de él tal como si fuera lo que faltaba para levantar el mentón y erguirme por sobre las sombras que se dejan aparecer entre luces, tomo tu brazo y busco tu mano, busco apoyes tu cabeza en mi pecho y caminemos en total sincronía con las gotas de lluvia, hasta las hojas que resisten la inclemencia quieren no desentonar y esperan atentas el minuto para caer y sumarse a la fiesta, esa de tu sonrisa y mi silencio, esa de nuestra imperfecta utopía, de nuestra perfecta realidad.
Asoman versos que aún no escribo, asoman y los recibo tratando de no dejar escapar ninguno, no entregar ni regalar tan fácil lo propio, lo que tanto ha costado y me ha sido regalado, no cuestionaré los merecimientos, sólo se que haré de cada día un mérito para despejar las dudas y callar a los incidiosos, venenosos de envidia, curiosos que prefieren vivir detrás de sus ventanas que dentro de lo que sus puertas guardan.
Yo atesoro lo que por ahora no es más que un deseo, y ansioso espero encontrar tu nombre en el camino, luego tu rostro, tus verdades y las que no lo son tanto, tus miedos y los que crees así, tus sueños y tus despertares. Pongo mis brazos a disposición, sueño ser tu sueño y despierto pensando en que despiertas también en algún lugar con la curiosidad de saber mi nombre, de saber como encontrarme y encontranos.
Olvidé como olvidarte y olvidaré todo lo relativo a la respectiva posibilidad de hacerlo, esperanzado quiero que alumbres esta noche, veo el resplandor de tu silueta y tu regazo que espera cuidar mis sueños, que así lo quiero y por eso desvelo.
Colecciono canciones por el momento, colecciono estrellas hasta encontrarte, no las guardo, pero voy a su encuentro y me quedo con lo aprendido para ser estrella, para ser luz como lo eres, para iluminar tus sombras y descansar en la tranquilidad de sentarme junto a quien ha merecido la pena.
Se acerca aquella esquina y poco a poco se deja ver tu luz, poco a poco tus pasos también te muestran, poco a poco lo que ves es lo que veo. Se acerca la esquina y no se si correr o hacer correr el tiempo, y eso eres...hasta ahora una gran incógnita, hasta ahora una luz y mi deseo. Ya veremos como cambias y te transformas en "ella", con quién cambiaré el mundo, que ya has cambiado el mío.

1 que tienes que decir...:

Anónimo dijo...

Ultimamente han llegado a mis manos, libros que además de traer su propia historia, son alimentados por la historia personal de quien me los regala o sugiere... Hoy llegó uno nuevo a mi mesa y dice esto en una de sus páginas: "Soy una vagabunda. Incluso cuando creo que he echado raíces, de pronto, al día siguiente mismo, me encuentro de camino a otra ciudad, a un país diferente. Pero tarde o temprano, siempre estoy de vuelta en casa"
Tal vez esa es la "casa" que esperas encontrar luego de tanto preparar el terreno para empezar a construir los cimientos de algo más duradero que el concreto y el hierro... es la búsqueda de tu propio hogar, de ese hogar que sea construido con sus propias manos, con tus palabras, con sus sueños, miedos y despertares, pero fortalecido por la presencia de otras manos... las de ella!