6.29.2008

Sonrío a salvo

Se hace difícil escribir cuando uno no sabe que decir. Pasan tantas cosas por delante de mis ojos, por detrás de ellos también, pasan y no sé como tomarlas, no sé como agarrarlas y apoderarme de ellas para ver que hay dos pasos más adelante.
Se hace largo el día y más aún las noches, se hace más larga la espera, aquella que hoy simplemente me muestra que ni siquiera se que espero, de que espera hablamos, pero siento que la reconoceré en cuanto se presente, tan mía como nunca lo ha sido, improbable, sorpresiva y más llena de preguntas que de respuestas.
La vida no da tregua, no me da respiro ni menos un centímetro de ventaja para poder recuperar aire, me exige cada día, me exige en cada café que me tomo al despertar, en cada palabra que escribo por estos días y en las anteriores, y seguramente lo hará en las palabras que llenen mi mañana. Y no es algo que me agobie, no es la vida la que pesa en mis hombros, sino todo lo que no he podido entender, quisiera entenderlo todo, quisiera saber todas las preguntas y todas las respuestas, no me interesa anticiparme ni tener pistas de como estaré a estas horas mañana, sólo quiero las preguntas y las respuestas que tengo a estas horas hoy.
A pesar de lo curioso e inquieto que puedo prentender ser, ya entendí que es mi forma de pararme y sostener quien soy, quien quiero ser y lo hago con la cara llena de risa, seguro de mis decisiones que me llevarán donde debo estar.
Una pequeña brisa golpea mi rostro, me refresca el ceño fruncido y revitaliza el parpadeo incesante, entre uno y otro intento no perderme de nada. Me siento a salvo de la caída libre, de la amnesia aturdidora, de mis decisiones, de las de otros, de las miradas maliciosas, de estar perdido, de la comodidad y sus vicios, del silencio incómodo y el ruido mentiroso.
Me siento a salvo del día que quiero que no llegue, me siento a salvo del tumulto enajenado y las puñaladas inmerecidas, a salvo de mis sueños y mis pesadillas.
Me siento con el puño cargado de palabras frente a una hoja en blanco, intento llenarla sin prejucio de lo que hay dos o veinte páginas hacia atrás, es sólo una hoja en blanco y tantas otras que las siguen, es sólo un paso hacia la belleza de ser quien mejor pueda, un peldaño a la luz de los ojos de la tristeza que mirará con envidia como bailo al compás de las notas más alegres, la envidia de la caída de los muros de tragedias sobreestimadas y penas exageradas, de verdades un poco inciertas y mentiras fuera de contexto, de esas que reconfortan, pero son incapaces de quedarse por mucho tiempo.
Y puede ser que no me importe o que lo haga demasiado, estoy tan adentro como tan afuera, me cambia la voz con el pasar de la estrella que espero cada atardecer, la torpeza del ímpetu causa rasguños a causa de los vaivenes del sendero, de pasos enredados, de extremidades descoordinadas.
Sonrío por la posibilidad de perderme y otras sonrisas llegan al momento de encontrarme, por lo escrito y por lo que queda por leer también sonrío.
Me siento a salvo.... porque sonrío.


6.20.2008

Despedida

Podemos tomarnos el tiempo necesario, el tiempo que se nos regale, pero las personas pasan por nuestras vidas y en algún momento parten, por decisiones propias o ajenas, pero nada es para siempre.
En mis días de recorrido he conocido a tantas que miento si digo que las recuerdo a todas, tantas personas que quizás tampoco se acuerdan de mi hoy, pero entre ellas claramente hay quienes se guardan en un lugar especial desde donde no se han movido.
Por estos días me encuentro despidiendo a un amigo, a alguien que aprendí a conocer y a su vez me aprendió a mi, hoy por decisiones ajenas perderemos el día a día, la cotidianeidad que nos permitió ser amigos y es la misma que se rompe con un muro de distancia aún desconocida.
Por un lado me apena su partida, pero tiene que ver con mi versión más egoísta, siento pena de que mañana ya no estará, ni podremos reirnos de nosotros mismos, menos compartir a diario nuestras historias y aventuras; pero estoy contento por él, estoy contento por las oportunidades que se le presentan hoy, hasta con cierto grado de envidia por querer esas oportunidades para mi, pero tarde o temprano también llegarán.
No hay dudas respecto al espacio que quedará, ni lo difícil que será completarlo ni la cantidad de veces que lo extrañaremos, a su vez, tampoco hay dudas respecto a todo lo bueno de nuestros deseos por lo que vendrá, no hay dudas de lo que se merece y sabemos conseguirá.
Tal como lo señalé al principio, han pasado muchas personas, pero pocas se han quedado, ya sea por su cuenta o por la mía, ya sabemos de memoria todos los clichés acerca de la amistad, pero nunca están de más. Amigos siempre son los menos en relación a los conocidos, acá donde me encuentro pasamos de conocidos a amigos y con eso me quiero quedar, no quiero dar más vueltas y simplemente entender que el mañana será diferente, pero no peor, que la vida nos encontrará en otras circunstancias, mucho mejores para todos.
En estás últimas líneas sólo quiero desearle lo mejor, ser claro en que hemos ganado un amigo y que siempre habrá espacio para compartir, hoy de otra manera y quizás mucho mejor.

Sinceramente,

La mejor de las suertes...

6.11.2008

gritarVida!!

Siempre he pensado en las historias que se esconden tras los ojos de las personas que vemos a diario, me he preguntado tantas veces si lo que vemos es la verdad, si no hay nada que oculten o lleven por dentro, sea esto positivo o algo que los carcome por dentro.
Otras veces he entendido que a las personas no les interesan esas historias, que les basta con lo que se ve y desde ahí presuponen el resto hasta llevarlos a un estado de tranquilidad con si mismos que no les genera ningún problema.
Por mi vida he conocido a muchas personas, todas ellas cubiertas con lo que se ve y dueñas de historias que se mantienen en su interior haciéndolas sentir totalmente realizadas o que las han ido destruyendo lentamente sin que los que nos mantenemos afuera podamos percatarnos de su importancia.
Hay casos en que esta vida interior es más importante que la llevan frente a los ojos del resto, como un rol preparado, en que todo concuerda y distrae a los espectadores de lo importante, todo parece tan armado, tan sólido y no muestra ni un sólo centímetro de lo real.
Hoy me levanté con la misma pregunta, ésta que les cuento, la misma con la que ayer traté de conciliar el sueño y es que siguen sucediendo casos en que nos arrepentimos de no haber leído entre líneas, pudimos haber intentado siquiera conocer lo que siempre quisieron hablar y no estuvimos dispuestos a escucharlos.
Ayer antes de cerrar mi día me enteré de la partida de alguien a quien tuve la fortuna de conocer, no fuimos amigos, nunca llegamos a tener la oportunidad de conocernos más, pero ciertamente muchas veces coincidimos en diferentes situaciones, siempre supe de su existencia y su nombre siempre me llevó a su imagen, a la que pude conocer. Hoy me doy cuenta que entre nosotros habían muchos amigos en común, que compartíamos el mismo mundo y que lo más probable es que coincidiéramos otras veces más. Pero eso no ocurrirá, ella decidió a sus 25 años no estar disponible para esos probables encuentros y no sólo conmigo, ya no estará disponible para nadie.
Ella era una chica agradable, guapa, de sonrisa tierna y muy querida por quienes la conocieron mucho más, se veía que podía tener todo en la vida y que las tristezas no cabían, pero hoy nos damos cuenta que lo que se escondía era distinto, nuevamente la vida nos refriega en nuestros rostros que lo que conocemos, vemos o nos dejan ver no siempre es lo importante.
Quién sabe que tristezas cargaba que la hicieron decidir abandonarnos y abandonarse, quién hubiera podido imaginar que la sonrisa tierna, en realidad era una sonrisa triste y que lo que no veíamos era lo importante.
A través de esto apareció en mis pensamientos el nombre que hace tiempo atrás decidí darle a este blog, gritarVida, y siento hoy más que nunca que de eso se trata la vida, de preocuparnos de lo importante, de entender que la vida está dentro de nosotros y no fuera, que lo que se ve trae algo detrás que no podemos omitir. gritarVida es mi actitud día a día, es la invitación que algún día les hice a quienes me leen y la seguiré haciendo mientras no crea en algo distinto.
Sinceramente espero que ella encuentre lo que no pudo encontrar acá con nosotros, espero esté tranquila como esperaba y que quienes lamentanos su partida encontremos lo que nos permita seguir adelante con la sonrisa ancha, a pesar de esto, que nos empiecen a interesar los mundos internos de nuestros seres queridos y que cada mañana, acompañando al primer paso del día, seamos capaces de gritar VIDA!!!

6.08.2008

Jardín

Hoy la historia los situó en un banco de una plaza, la luz dejaba este día dando paso a la noche, el frío entraba y parecía no importarles. Los árboles contemplaban la sucesión de abrazos, miradas, caricias y besos que adornaban el paisaje, era difícil distinguir que adornaba a que, si los follajes semi verdes, semi caídos o la sola existencia de aquellos que sentados acompañaban la despedida de la tarde.
Mirada tras mirada, compartían historias y pensamientos, caricia tras caricia y el frío hacía esfuerzos inútiles por espantarlos, por mandarlos a casa, todavía era muy pronto, había mucho más que decir. Ella resistía a los temblores de sus piernas mientras él recorría su espalda intentando colgar sus sueños en las estrellas que decidieron acompañarlos, esas que venían y se sumaban a la escenografía perfecta que proponía esa noche.
A veces parecían perderse en el infinito, la mirada fija y perdida en ninguna parte o, simplemente en todas; cada tanto se permitían dar sorbos al café que hacía de excusa perfecta, era extraña la sensación, como si el mundo hubiera presionado la pausa y les diera un mar de tranquilidad, que se presentaba de manera conciente al goce de los interesados. Se acababa el café, pero no así las excusas, es más, ya ni siquiera eran necesarias, no había algo mejor ni nada que se le pareciese.
Cada encuentro se ha convertido en un paso, cada encuentro llega cargado de nuevas cosas que se quedan en espera de la llegada del próximo.
Cada roce sienta las bases para lograr traspasar las miradas que intentan despojarse de los filtros adquiridos, de las miles de razones que no se quieren escuchar, y aferrarse de las menos, pero suficientes para seguir sentados en aquel banco viendo como caen las hojas y la capa de hielo se hace más delgada.
Ya casi sin hielo se muestran terrenos con brotes nuevos, siempre estuvieron ahí resistiendo el largo invierno, confiados y ciertos que llegaría el cambio de estación con la luz que guiará el camino de lo que nacerá donde sólo había una gran capa de hielo.
Mientras veían como todo cambiaba de color, él levantaba una ceja como buscando explicarse lo que llenaban sus ojos, ella sonreía coqueta asumiendo su responsabilidad, declarando con total seguridad que queda más por ver y que debe quedarse, que sin él y sin ella no existe este nuevo jardín.
La noche ya casi ha relevado al día, y sencillamente las estaciones cambiaron en ellos creando un mañana distinto, tan distinto como es su simple posibilidad después de que ayer no estaba tan claro. Un mañana que no respeta lo establecido y asumido, pero que tampoco se presenta con la nitidez que asusta, ninguno de los dos sabe donde los llevará, ni siquiera podrían asegurar que estarán sentados en ese mismo lugar.
No existen las promesas y las condiciones no tienen tal forma, no existen las reglas ni las formas obsoletas o predeterminadas. Mientras ella sonría coincidiendo con él y su ceja, el camino va despejando los obstáculos y los pasos serán más regulares.
Llego la hora de dejar el jardín, se toman de la mano para buscar la salida y marcar la entrada, ya que han quedado para otros encuentros y aquel jardín será su refugio, estará ahí esperándolos para ver cada cambio de estación.




6.01.2008

Aquella estrella

Por algún momento pensé que me había abandonado, pensé que había tomado un recreo, un descanso que me tenía a mi suerte. Otras veces pensé e intenté entender que había hecho para alejarla, que se había ido por mi culpa, que quizás no estaba haciendo las cosas tan bien como creía o que simplemente mi tiempo había terminado.
Pero por más que intenté, cada intento me llevó a ninguna parte, tuve que resignarme y dejarla ir, me conformé pensando que estaba acompañando a alguien más y que quizás ya me había mostrado el camino y debía seguir solo.
La noche estaba cubierta de nubes teñidas de rojo que poco espacio le brindaban a la oscuridad, no hacía tanto frío o simplemente el frío no era importante, ella caminaba con su sonrisa a cuestas, iba dibujando felicidad en el telar que la noche proponía, yo, era un espectador o su invitado de honor que contemplaba como todo iba tomando forma, la forma que ella quería y también, sin saberlo, la que yo quería.
Paso tras paso las luces pestañeaban iluminando nuestro camino, miradas inquietas, del tono nervioso y el cielo continuaba en rojo. La ciudad generosa nos regaló una noche preciosa, con luz perfecta y una paz que mostraba, sin posibilidad a equivocarse, que sólo éramos ella y yo y su pincel con forma de sonrisa.
Podíamos asegurar que estábamos sólos y que estábamos todos los que debíamos estar, pero nuevamente la noche quiso decir lo contrario y apareció ella, la que pensé me había dejado.
Era mi estrella, nos teníamos descuidados, habíamos perdido el contacto y regresó esa noche, quería compartirla, también quería ser testigo de su sonrisa y lo que estaba pintando, también quiso ver sus ojos brillar, ese brillo que llegaba hasta el fondo, sin permiso, que me complicaba y situaba en los mejores aprietos. Y mi estrella lo sabía, entendía que estaba indefenso, vulnerable como pocas veces, con la coraza intacta, pero que poco servía ante su magia, poco servía ante esos ojos brillantes, ese brillo que iluminaba el cemento del camino, un camino que sólo ella conocía y me obligaba a ser conducido, casi embriagado con alguna pócima provocando el descontrol de todos mis controles.
Apareció mi estrella y no hizo nada, se quedó muda e inmóvil, ella la miraba de reojo, era consciente de su presencia y entre ambas me dejaron con muy pocas opciones, se habían puesto de acuerdo y no para hacer algo en mi contra, todo lo contrario, las dos se ordenaron a favor de mi felicidad, pero hasta ese momento no lo supe.
Los acontecimientos se volvieron inevitables y me pusieron en oposición a mi coraza, quien me tuvo complicado por varios minutos, pero el forcejeo no llegó a mayores y mi coraza también se sumó a la causa. Después de eso ya la suerte estaba echada, tres contra uno situaba la balanza lejos de mi.
Pocos metros de tela le quedaban a ella para acabar su obra, pocos metros y faltaba algo, entre las tres me acorralaron y me convertí en tela, mientras mi coraza y mi estrella me tenían sujeto y no me permitían movimiento alguno, ella dibujaba sobre mi, trazaba con su sonrisa una similar en mi, la trazó con buena pintura, difícil de borrar.
Al finalizar la pintura, también se terminó la noche. Cada uno se fue por su lado, ella se fue sonriendo como lo había hecho toda la noche, me dejó con mi coraza y mi estrella, sus cómplices en la oscuridad. La vi alejarse, la vi decirme hasta pronto y di la vuelta, sentado en la vereda compartí el último cigarro con mi estrella, quise retarla y enrostrarle el tiempo que me había dejado solo, pero la miré y dibujé en su iluminado rostro una sonrisa con tono de gracias.