10.06.2007

Acuerdo

Me ha costado adaptarme a todo lo nuevo que involucra ser yo. Pienso que simplemente las cosas las hago bien, y alguien aparece para decirme que no es tan así, que hay cosas que no veo y son tan importantes como las que si. Soy consciente, y esto es nuevo, que la decepción puede ser dura y que es tan parte de mí como cualquier otra emoción, soy consciente que hoy hay quienes sienten eso por mi, eso es lo que provoco, para ellos.
Pero todo esto es bajo un criterio común, determinado por lo que "acordamos" como sociedad respecto a lo bueno o lo malo, lo que nos decepciona y no, lo que permitimos y no, etc. Yo, simplemente no quiero estar bajo ese criterio, no fui parte de la decisión, ni quiero ser parte de lo que ya está decidido. No necesito enmarcar lo que soy bajo concensos previos que ni se acercan a lo que pienso, sólo espero que todos aquellos que caminan por la vida juzgando al resto, como verdaderos jueces preocupados de que todo sea como tiene que ser, puedan entender algún día que habemos quienes no queremos ser medidos de la misma manera, no hablo de que deban ser condescendientes, hablo que sean capaces de mirar con altura y comprendan que todos somos distintos, que las expectativas que generamos no siempre se enmarcan en lo acordado socialmente, que hay mucho por venir y que hay cosas que nos pueden sorprender.
Hoy le canto a la sociedad a través de una canción que encontré en estos días, hoy quiero decir, "Sociedad, ojalá no te sientas sola, sin mí", y tiene solo que ver con que no quiero pensar como todos, ni quiero que me juzguen y clasifiquen como a todos.
Que ya está bueno de limitaciones y privaciones, que esta bueno de esa seguridad exagerada con que nos referimos a terceros, que apenas conocemos lo que nos dejan ver, que lo interesante es descubrir un poco más, que el desafío es eso y no justificar nuestros sentimientos por lo acostumbrado, sino que realmente querer conocer al otro.
También reconozco que hay momentos que no quiero que me conozcan, que les debe bastar con lo que tienen, que más es un riesgo que no quiero asumir. Me gusta ver las cosas desde fuera, me gusta no ser la atención y si distraerla para mantener a salvo, lo que quiero ser, todo por lo que me levanto día a día Cy sentir que eso puede estar amenazado me preocupa.
Es momento de abrazarnos, de respetarnos nuestros tiempos, nuestros miedos, nuestros propósitos, nuestras metas y por sobre todo, reconocernos como personas diferentes y no partes de una serie.
Sólo.....gracias.

2 que tienes que decir...:

Anónimo dijo...

Siempre llegan los momentos para reinventarnos y pensar realmente qué somos y quiénes queremos ser. Cada día es una nueva oportunidad para pensar sobre todo aquello que sucede a nuestro alrededor, y más importante, sobre la influencia que está ejerce sobre nuestra existencia común.
Se abren espacios que tal vez no queríamos abrir, o espacios que simplemente se abrieron por el azar para reafirmar que aún no somos una obra acabada, sino apenas estamos en el proceso de sedimentación de nuestras bases.
Ese es el miedo normal de existir. No es el miedo a vivir y sentir. Es el miedo normal de saber que hacemos parte de algo, que hacemos parte de otras personas, que hacemos parte de un espacio físico. Que a veces solo basta una sonrisa, unas lágrimas, una mirada, una ausencia, una breve conversación, un beso, un silencio, una caricia, un deseo de lo imposible, un amanecer con alguien, un poco morir en alguien… para provocar cambios.
Son cambios que nos “descolocan”. Cambios que muchas veces nos cuestan asumir y sobre todo hacerlos parte de nuestra piel. Cambios que muchas veces nos recuerdan la parte oscura de nuestra alma, la cual buscamos mantener oculta, muchas veces por vergüenza y otras, por no permitir que vean lo débil que podemos llegar a ser.
A veces la debilidad la podemos confundir con ausencia, abandono, resignación, creer que muchas de nuestras causas son perdidas… pero en el fondo no es así. La debilidad nos ayuda a ver nuestro interior para reconocernos antes nuestros propios ojos. Saber que tenemos un límite, que hay situaciones que por momentos queremos dejar de lado, no para abandonarlas, solo para ver otros caminos, otras opciones. Y eso es lo que a veces cuesta entender, pero no tiene precio saber respetar y aprender a esperar.

Anónimo dijo...

..gritarvida cuando voy corriendo no es lo mejor..(aunque quizá me escucharían más personas)

Encontré tu blog (el antiguo) por casualidad, o más bien, por la necesidad de encontrar unas formulitas relacionadas con la entropía (sí..y ahí llegué a ti del google no sé cómo...)...volveré a leerte, con más calma, cuando encuentre la segunda ecuación que me falta...=)