Que extraño es extrañar. No he podido entender que se extraña cuando se extraña. No he podido entender por que extraño cosas y gente que no conozco. En fin, hoy me siento extraño extrañando, no es una situación común para mi, no acostumbro a sentirme así. Es más, siempre me ha molestado la exagerada frialdad con que me desenvuelvo día a día, me cuesta conectarme de manera que pueda afectarme, y si lo hago no develo lo más profundo de mi, de manera inconsciente que no muestro debilidades y logro pensar mucho más antes de actuar.
El asunto es que hoy extraño, desde mi lugar siento las ganas de conectarme con personas que he dejado y no están por diferentes razones, los caminos se han separado y hoy sólo nos queda extrañarnos y conectarnos a medida de nuestras posibilidades. Extraño también olores, colores, sonidos y silencios de tiempos anteriores y etapas ya pasadas. Y sin entederlo, extraño también a personas que no conozco, extraño conversaciones que aun no he tenido, compañías que aún no se presentan, noches enteras de silencios a media luz, amaneceres con sonrisas que aun no puedo disfrutar y extraño llegar a casa cansado después de un largo día, escuchar aquella canción que tanto me gusta y ver como me miras mientras me saco las cargas de la jornada.
Tengo la constante impresión que lo que viene es perfecto, todos los días doy pasos que me acercan a todo lo que ya extraño. Todo es tan perfecto, todo es tan extraño.
Es muy fácil dar tumbos y avanzar como caballo de carrera, con los ojos semi tapados, con una sola dirección y sin posibilidad de mirar al costado o tomar un descanso para ver todo lo que ya hemos recorrido.
No me pienso negar a extrañar, a pesar de todo no es para nada malo y sólo puedo pensar que extrañar es tan extraño para mí, como lo extraño que me siento cuando no extraño.
El asunto es que hoy extraño, desde mi lugar siento las ganas de conectarme con personas que he dejado y no están por diferentes razones, los caminos se han separado y hoy sólo nos queda extrañarnos y conectarnos a medida de nuestras posibilidades. Extraño también olores, colores, sonidos y silencios de tiempos anteriores y etapas ya pasadas. Y sin entederlo, extraño también a personas que no conozco, extraño conversaciones que aun no he tenido, compañías que aún no se presentan, noches enteras de silencios a media luz, amaneceres con sonrisas que aun no puedo disfrutar y extraño llegar a casa cansado después de un largo día, escuchar aquella canción que tanto me gusta y ver como me miras mientras me saco las cargas de la jornada.
Tengo la constante impresión que lo que viene es perfecto, todos los días doy pasos que me acercan a todo lo que ya extraño. Todo es tan perfecto, todo es tan extraño.
Es muy fácil dar tumbos y avanzar como caballo de carrera, con los ojos semi tapados, con una sola dirección y sin posibilidad de mirar al costado o tomar un descanso para ver todo lo que ya hemos recorrido.
No me pienso negar a extrañar, a pesar de todo no es para nada malo y sólo puedo pensar que extrañar es tan extraño para mí, como lo extraño que me siento cuando no extraño.
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