12.08.2008

Bonita

Así de improviso, así como es ella, imponente, avasalladora y alegre; así se fue llenando el espacio con su sonrisa y su figura, su belleza y aquella luz que la acompaña siempre. No la vi venir, no estaba al tanto de tal asalto ni de lo brusco que sería el cambio, no estaba al tanto de sus miradas ni si ella notaba las mías, inocente quizás, despreocupado, pero hace tiempo que la sorpresa no pasaba por estos lados.
Cautivo estuve unas cuantas horas, de sus gestos, sus cariños, de sus miedos y lágrimas, de su perfume y sus silencios; cautivo estuve y no puse resistencia,; cautiva, también, estuvo ella de todo lo que soy, víctimas de un encierro voluntario y lleno de matices.
Cada tanto en tanto nos perdíamos en los ojos opuestos, intentábamos leer lo que quedaba colgado en el aire como signo de interrogación, buscando todo lo que faltaba, todas las preguntas que nunca hicimos y por lo tanto, nunca respondimos.
Al cabo de unas horas no éramos tan desconocidos, la confianza hizo su entrada y se quedó hasta el último minuto. Acompañó cada gesto, las miradas se hacían más penetrantes e intensas y cada uno se sintió lejos de su soledad, lejos del contexto constante y ávidos de seguir explorando para ver donde conducir los siguientes pasos.
De fondo sonaba la canción que luego nos haría reír, esa que hablaba tanto de ella como si supiese todo lo que estaba pasando, esa letra escrita por un testigo inconsciente y a la distancia, pero preciso hasta la última sílaba. Esa canción que mañana me recordará a la mujer que conocí.
Cuando llegue un nuevo encuentro seremos otros, pero recordaremos quienes fuimos por estos días. Eres una respuesta incansable y fugaz, eres idas y venidas, luz y descanso de los hostiles pensamientos que viven en mi. Puedes ser tantas cosas que ni cerca estás de tu mejor versión, eres tanto pudiendo ser mucho más. Estás tan bonita y tan poco que puedo ofrecer, estás tan bonita que borraría las despedidas y propongo sólo recuerdes el camino de regreso.
A propósito de canciones, hoy vino a mi cabeza un extracto de una que calzaba perfecto con la sensación que quedó luego de verte cerrar la puerta, dice algo así "...antes de rendirnos, fuimos eternos...", y es que no hay otras palabras, y así siento lo que fuimos, infinitos mientras pudimos, impermeables y recíprocamente abrazados a los miedos del futuro.
Nunca es tarde para nacer de nuevo y debo decir algo antes de entender que ya no estás, espero que alguna de tus huidas cambie de dirección y huyas para volver aquí, para continuar descubriéndonos, compartiendo suertes y bostezos, para oír otra vez aquella canción e incorporar otras a esta historia.
Mientras tanto retomaré mis asuntos pendientes y seguiré rompiendo mi coraza, mientras tanto seguiré cantando para recordar que sigo vivo. Ya llegará el momento en que la luz muestre tu ventana abierta.
Ahora regresaré a los lugares de los que acostumbraba huir, ahora todo es distinto, mejor que hace un par de días, todo sigue igual...salvo por una canción que quiere cambiar mi mundo.

3 que tienes que decir...:

Anónimo dijo...

La vida te ofrece otra ventana para mirar hacia el "afuera" desde tu "ahora"...

Anónimo dijo...

me encanto!
Gabriela

valeria dijo...

Con más de un año de distancia, leo acá lo que acabo de descubrir.